martes, 9 de junio de 2015

cuento modelo

EL IDOLILLO DEL PUEBLITO DE SAN JUAN DE LURIGANCHO
En el pueblito de San Juan de Lurigancho en la Urb. San Silvestre, se cuenta que fue el primer asentamiento español. Allí se ubicó la curia de la Iglesia Católica y dispusieron que el patrono del pueblo fuera el santo San Juan Bautista. En este lugar se aposentaron encomenderos españoles y tuvieron a cargo de tutela a los indígenas del lugar.
Cuentan además que en el lugar que llaman el pueblito sucedió una  historia interesante. Se dice además que en una noche de luna llena la gente salía a huaquear ( buscar tesoros) en una de tantas idas y venidas encontraron un idolillo de barro lago pesado de mínimo valor, ídolo de barro , este idolillo era peculiar algo amorfo, pero que con uno de sus brazos levantado señalaba claramente con su índice un determinado lugar, la gente producto de su imaginación empezaba a escarbar el lugar donde señalaba el idolillo, sin embargo no encontraban nada ni tesoros ni nada que se le pareciera, amargos movieron al idolillo y lo colocaban en cualquier lugar y lo mismo sucedía con la gente que observaba por primera vez al idolillo e iba a escarbar allí  donde señalaba el idolillo para ese tiempo ya se jugaban bromas.
Un día llegó un forastero  ya era mítico lo del incidente del  idolillo y se jugaban bromas entre los grupos que iban a huaquear con este personaje el forastero en un arranque de rabia al haber pasado tanto tiempo escarbando para buscar el tesoro donde falsamente señalaba el brazo señalante cogió  el pesado objeto lo lanzó con tal  fuerza que el barro del idolillo se descascaró, la curiosidad fue grande del forastero al ver que el golpe había ocasionado en objeto del barro y es que  el ídolo indígena estaba cuidadosamente forrado de barro, realmente dicho tótem estaba hecho de oro sólido.

Esta historia me fue contada por dos pobladoras bastantes avanzadas de edad, un agradecimiento en especial a la señora Lidia y Salomé pobladoras del pueblito. Al término de mi entrevista señalaban que nunca más se volvió a ver a forastero y tampoco al ídolo de solido oro.

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