sábado, 30 de marzo de 2013
martes, 26 de marzo de 2013
LA ODISEA PARA 5TO SEC.
LA ODISEA - RESUMEN POR CANTOS
por LVA4L el Sáb Dic 05, 2009 10:42 pm
Resumen de la Odisea por canto
Canto I
El
poeta invoca a la musa para que empiece el relato del héroe que estuvo
peregrinando por largo tiempo después de la destrucción de Troya.
Durante el concilio de los dioses con la ausencia de Poseidón, quien ha
perseguido a Odiseo durante muchos años. El cual está detenido en la
isla de Calipso. Atenea habla en favor de que Odiseo regrese a su
hogar. Zeus y los demás dioses están de acuerdo. Atenea disfrazada del
rey Mentes desciende a Itaca para arengar a Telémaco, hijo de Odiseo, a
que vaya a buscar a su padre. Su casa está llena de los pretendientes
de su madre, Penelopea, quien ha retrasado la decisión de volverse a
casar. Telémaco le explica a Atenea en la figura de Mentes, que los
pretendientes destruyen su casa y sus posesiones. Mentes predice el
regreso de Odiseo y le dice que actúe como un hombre y que presente su
caso a la asamblea. Penelopea oye desde lo alto de la casa una canción
que la entristece y baja a pedirle al bardo Femio que deje de cantar.
Telémaco aprovecha la ocasión para reafirmarse a sí mismo y le dice a
su madre que suba a sus habitaciones y le deje esos asuntos a él pues
tiene el mando de la casa.
Canto II
Telémaco convoca a la
asamblea, siendo la primera vez que se hace desde la partida de Odiseo
veinte años atrás; les pide a los pretendientes que dejen de
desperdiciar sus bienes y demanda que se vayan de su palacio. A lo que
Antínoo y Eurímaco le responden con burlas y desprecio, que Penelopea
podría resolverlo si escoge un nuevo marido. Haliterses les vaticina el
regreso de Odiseo y la matanza que de ellos hará. En el ágora no le
proporcionan el barco a Telémaco para ir en busca de noticias sobre su
padre, por le que le pide ayuda a Atenea, quien en su disfraz de
Mentor, viejo amigo de su padre y responsable del cuidado de sus
propiedades, le consigue prestado el barco y a una tripulación.
Telémaco parte a hurtadillas y de noche.
Canto III
La
siguiente mañana, Telémaco y Mentor llegan a Pilos e invitados por
Néstor, participan en una hecatombe para Poseidón. El rey Néstor les
relata el regreso de otros héroes desde Troya y la muerte de Agamemnón,
pero no tiene información específica de Odiseo. Les sugiere que vayan a
Esparta a hablar con Menelao, quien acaba de regresar de largos viajes.
Atenea se desaparece milagrosamente. Impresionado que un joven esté
escoltado por una diosa, Néstor arregla que su hijo Pisístrato acompañe
a Telémaco a Esparta.
Canto IV
Telémaco y Pisístrato son
hospedados por el rey Menelao y la reina Helena, quienes les relatan
sus experiencias con Odiseo de la guerra troyana. Al siguiente día,
Menelao les cuenta como el dios Proteo, el viejo del mar, le reveló que
Odiseo era cautivo de Calipso. Mientras tanto, en Itaca, los
pretendientes se dan cuenta que Telémaco zarpó y hacen planes para
emboscarlo y matarlo cuando regrese. Penelopea se postra de terror al
enterarse de estos planes, pero Atenea la calma a través de un sueño.
Canto V
En
un segundo concilio de los dioses, Atenea insiste en ayudar a Odiseo.
Zeus le pide a Hermes que le diga a la ninfa Calipso que lo libere, y
vaticina que en veinte días llegará con los feacios quienes lo ayudarán
a llegar a Itaca. Calipso le dice a Hermes que los dioses le tienen
envidia pero asegura que hará lo que Zeus le pide y ayuda a Odiseo a
construir una balsa, le da víveres y lo aconseja. Después de navegar
dieciocho días Odiseo ve tierra pero Poseidón lo ve a él en la balsa y
provoca una tormenta que la destruye. Ino Leucotea, ninfa marina, le da
un velo inmortal para que ayude a Odiseo a llegar a tierra lo que logra
después de dos días en el mar. Finalmente, llega a la costa de
Esqueria, donde cansado y maltrecho, se cubre con hojas y cae dormido
bajo árboles de olivo y acebuche.
Canto VI
En un sueño,
Atenea visita a la princesa Nausícaa, hija de Alcínoo, rey de Esqueria,
y urgiéndola a tener sus responsabilidades como mujer en edad de
casarse. Al despertar, Nausícaa le pide a su padre un carro con mulas
para ir a lavar la ropa al río. Mientras ella y sus esclavas
descansaban y jugaban a la pelota, Odiseo se despertó y le pidió ayuda
a la princesa. Nausícaa impresionada por su forma de hablar, le da
alimento y ropas, y le dice que la siga hacia la casa del rey y cómo
pedirle a su madre, la reina, hospitalidad. Le indica un bosque
consagrado a Atenea a las afueras de la ciudad donde puede descansar.
Odiseo aprovecha la ocasión para rogarle a la diosa que lo reciban y lo
ayuden a llegar a su patria.
Canto VII
Atenea disfrazada
de una feacia, conduce a Odiseo al palacio del rey Alcínoo. Odiseo
solicita la compasión de la reina Arete quien nota que lleva puestos
ropas que hizo ella misma y le pide una explicación de su viaje y de
como llegó a Esqueria. Odiseo les relata su cautiverio en la isla de
Calipso, su reciente liberación, la tormenta y la ayuda de Nausícaa. El
rey Ancínoo se impresiona del relato y del hombre que lo cuenta y le
ofrece a Odiseo la mano de su hija o en si lo prefiere, la ayuda para
llegar a su patria. Los feacios todavía no saben el nombre de Odiseo.
Canto VIII
Al
día siguiente, Alcínoo ordena una fiesta y la celebración de juegos en
honor a su huésped. Laodamante provoca a Odiseo y cuando éste se enoja,
les gana en el lanzamiento de disco. En el banquete el aedo Demódoco
canta una historia cómica sobre los amoríos ilícitos de Ares y
Afrodita, esposa de Hefesto. Los feacios le dan muchos regalos a Odiseo
y Nausícaa le ruega que nunca se olvide de que fue ella la que lo
salvó. En el festín, Odiseo le solicita a Demódoco que cante sobre el
caballo de Troya. Cuando Alcínoo ve que Odiseo esta llorando pide que
el aedo deje de cantar pues lo que canta a lo mejor no es grato para
todos. Solicita a Odiseo a decir quién es y cuáles son sus desventuras.
Canto IX
Odiseo revela su identidad y empieza a contar sus
tres años de odisea, empezando desde la caída de Troya hasta que llegó
a la isla de Calipso. Navegando desde Troya en doce barcos, llegó a
Ismaro, donde saquearon la ciudad de los cícones. Después llegaron al
país de los lotófagos, y algunos hombres cayeron en la tentación y
comieron loto, con lo cual ya no querían regresar a los barcos y
tuvieron que ser obligados. De ahí fueron a la isla de los cíclopes.
Odiseo les pidió a sus compañeros que lo esperaran en los barcos
mientras él iba junto con doce de sus mejores hombres a ver si les
ofrecerían hospitalidad. Polifemo, el gigante de un solo ojo, hijo de
Poseidón, los encerró y se comió a varios, lo que hizo que Odiseo lo
engañara y al escapar lo dejara ciego. Polifemo imploró a Poseidón, su
padre, la venganza.
Canto X
Invitados por un mes en la
isla de Eolia, el rey de los vientos, Eolo Hipótada, le regala a Odiseo
todos los vientos dentro de una bolsa excepto el que los puede llevar a
Itaca. Mientras duerme, los hombres revisan la bolsa pensando en los
tesoros que podría tener y liberan todos los vientos. Llegan a la isla
de los lestrigones, gigantes antropófagos quienes matan y se comen a la
tripulación de once barcos. Odiseo y sus hombres huyen a la isla Eea,
donde fueron algunos hombres hechizados por Circe, hija del Sol, que
los convierte en cerdos. Ayudado por una hierbas mágicas dadas por
Hermes, Odiseo logra oponerse a Circe y libera a sus compañeros. Al
cumplirse un año, Odiseo le pide a Circe que lo deje partir y lo ayude
a llegar a su patria. A lo que Circe responde que primero deben de ir a
la morada de Hades para consultar el alma del tebano Tiresias, adivino
ciego y lo instruye para llegar sin tropiezos a la morada. Cuando
Odiseo manda a su tripulación a hacer lo que dice la hechicera,
Elpénor, el más joven de todos se resbala y muere.
Canto XI
Al
llegar a las puertas de Hades, Odiseo invoca a los espíritus de los
muertos. El primero que aparece es Elpénor que le suplica a Odiseo que
lo entierre y lo queme. El adivino Tiresias le predice su porvenir a
Odiseo. Después la madre de Odiseo, Anticlea, que había muerto
esperando el regreso de su hijo a Itaca. Enviadas por Persefonea,
esposas e hijas de héroes quienes le contaron quienes eran. Se
interrumpe el relato y la reina Arete solicita se le den obsequios a
Odiseo. El rey Ancínoo le pide le siga contando las hazañas, y Odiseo
cuenta como se le acercó Agamemnón y le relató su muerte, dándole
consejos para que a él no le suceda lo mismo. Aquileo le pregunta sobre
su hijo Neoptólemo y sobre Peleo. También vio la imagen del fornido
Heracles, ya que él se encuentra con los dioses.
Canto XII
Odiseo
regresó a Eea e hizo lo que le pidió el alma de Elpénor. Circe le dice
como manejar los problemas que se le van a presentar. Cuando van a
pasar cerca de las sirenas, les tapa los oídos con cera a la
tripulación para que no oigan su canto y él mismo se amarra al mástil.
Después de que huyeron de Caribdis y de Escila, llegaron a la isla del
Sol. Odiseo trató de que sus hombres obedecieran lo que Circe había
dicho pero no le hicieron caso y mientras Odiseo dormía se comieron a
las vacas prohibidas. Huyen de la isla pero Zeus los castiga desatando
una tormenta que hace que el barco se hunda. Odiseo es el único que se
salva y llega a la isla de Ogigia, donde Calipso lo retiene siete años.
Canto XIII
Al día siguiente, Alcínoo le da todos los
presentes a Odiseo y se despide de él y de los hombres que lo van a
llevar a Itaca. Vencido por el sueño, los feacios lo bajan del barco
junto con los regalos y lo dejan en la playa. Cuando Odiseo se
despierta, no reconoce su tierra. Atenea disfrazada de un joven pastor
le explica a Odiseo donde está, después se da a conocer y lo ayuda a
esconder los tesoros recibidos. Lo transforma en un viejo mendigo para
que nadie lo reconozca y pueda planear como deshacerse de los
pretendientes.
Canto XIV
Odiseo va a las porquerizas a
buscar a Eumeo, de quien recibe hospitalidad e información de cómo está
la situación local. Sin darse a conocer, Odiseo disfrazado de mendigo,
inventa la historia de que es cretense y le dice que Odiseo va a
regresar. El duerme en las porquerizas, mientras que Eumeo se va a
dormir con los puercos al monte.
Canto XV
Mientras tanto
en Lacedemonia, Atenea se le aparece en un sueño a Telémaco y le dice
que debe de regresar de inmediato a Itaca, también le advierte de la
emboscada de los pretendientes que desean su muerte. El y Pisístrato se
despiden de Menelao y de Helena, quienes le dan regalos . Se dirigen a
Pilos donde Telémaco se despide de Pisístrato y sin acercarse a Néstor
para que éste no lo retenga, sube en su embarcación para dirigirse a
Itaca. En el momento de embarcar acoge al adivino Teoclímeno, que le
pide ayuda para huir. Mientras Odiseo y Eumeo se platican historias,
Telémaco sortea la emboscada y al llegar a Itaca sigue los consejos
dados por Atenea y se dirige a la porqueriza.
Canto XVI
Telémaco
llega con Eumeo y le pide avise a su madre de la llegada. Cuando Eumeo
se va, Odiseo se transforma en él mismo y le dice a Telémaco que él es
su padre. Sólo ellos dos sabrán la verdad y prevén lo que van a hacer
para derrotar a los pretendientes, quienes están atónitos de que haya
fracasado su plan. Penelopea los increpa sobre el querer dar muerte a
su hijo. Eumeo cuando regresa a la porqueriza, les informa que vio
llegar una velera llena de hombres.
Canto XVII
A la
siguiente mañana, Telémaco regresa al palacio y le cuenta a Penelopea
lo que le dijo Menelao. Teoclímeno profetiza que Odiseo vive. Mientras
va hacia la ciudad, su cabrero lo insulta y le da una patada. El único
que lo reconoce al llegar en su fiel perro Argos, que haciendo un
último esfuerzo le mueve la cola justo antes de morir. Durante el
banquete de los pretendientes, Odiseo se pasea entre ellos solicitando
su caridad. Antínoo lo desprecia pero lo defiende Penelopea, que le
solicita, a través de Eumeo, le cuente si sabe algo de su esposo.
Canto XVIII
Iro,
mendigo que andaba por todo el pueblo, resiente que Odiseo se encuentre
en el palacio, y lo provoca a una pelea. Para mantener su oculta
identidad, Odiseo trata de no llamar la atención y gana la pelea.
Penelopea le dice a su hijo que no debe dejar que los pretendientes
traten así al huésped y a ellos les solicita le entreguen los regalos
que le corresponden. Melanto, esclava de la casa que mantiene amores
con uno de los pretendientes, zahiere a Odiseo quien se enoja. Eurímaco
también lo provoca pero Telémaco lo reprende.
Canto XIX
Padre
e hijo esconden todas las armas que estaban en la sala. Odiseo habla
con Penelopea y le cuenta historias ficticias. Penelopea le exige una
prueba de que conoció a Odiseo y éste le relata cómo era el manto que
traía y quién era su heraldo. La reina ordena a Euriclea que le lave
los pies, lo que la nana hace y así ve una cicatriz que a Odiseo le
hizo una jabalí cuando era pequeño. Ella lo reconoce, por lo que Odiseo
le pide guarde el secreto. Penelopea le cuenta un sueño que tuvo y
entre ellos dos discuten su significado. Penelopea decide hacer una
contienda entre los pretendientes y él que gane, se casará con ella.
Canto XX
Sin
poder dormir, Odiseo le solicita a Atenea su ayuda para matar a los
pretendientes. Penelopea le ruega a Artemis, morir para no sufrir más.
Melantio, el cabrero, increpa a Odiseo. Y Filetio, el boyero, lo trata
bien pero los pretendientes vuelven a insultarlo. Teoclímeno, el
adivino, presiente una desgracia y les advierte pero los pretendientes
se ríen de él.
Canto XXI
Penelopea les explica a los
pretendientes que el que pueda armar, tensar y disparar una flecha
entre el centro de doce hachas, será el que gane la contienda y se
casará con él. Telémaco trata de hacerlo pero una señal de Odiseo lo
detiene. Los pretendientes intentan armar el arco y ninguno lo logra.
Odiseo se identifica con Eumeo y Filetio, les dice que deben de cerrar
las puertas a una señal suya. Los pretendientes se molestan cuando ven
que el mendigo quiere tensar el arco pues dicen los humillaría si él
pudiese hacerlo y se llegara a saber. Mientras Odiseo arma el arco, le
hace una seña a sus fieles y éstos cierran las puertas y Euriclea
encierra a la mujeres. Odiseo dispara la flecha que pasa por los
blancos. Los pretendientes tienen miedo. Telémaco, a una señal de su
padre, se sitúa junta a él.
Canto XXII
Odiseo se despoja
de sus andrajos y le dispara una flecha a Antínoo que cae muerto.
Odiseo les dice a los pretendientes quién es él y Eurímaco, le contesta
que le asiste la razón, que los deje vivir y que cada pretendiente le
devolverá veinte bueyes, bronce y oro para resarcir lo que ellos
devoraron. Odiseo lo mata. Telémaco va por armas para los cuatro y se
desata la batalla. Melantio llega a donde están las armas y se las da a
doce pretendientes, cuando va por más, es capturado por Eumeo y Filetio
quienes lo castigan. Todos los pretendientes son asesinados, excepto
Femio, el aedo, y Medonte, el heraldo. Odiseo le pide a Euriclea, le
diga quienes de las mujeres eran traidoras y le pide que las traiga
para limpiar y llevarse los cadáveres. Doce fueron ahorcadas y Melantio
fue mutilado hasta que murió. La casa fue purificada con azufre.
Canto XXIII
Euriclea
despierta a Penelopea para informarle que el mendigo era en realidad su
esposo y que ya había matado a los pretendientes. Ella no lo cree y se
muestra con mucha precaución ante Odiseo. El dice el como fabricó su
lecho nupcial y ella ya le cree. Odiseo manda que se toque música y que
dancen las esclavas para que la gente que pase por ahí crea que
celebran una fiesta. Solos en la noche, Odiseo le relata sus aventuras
y le dice que debe cumplir con la profecía que le había hecho Tiresias
cuando fue a la morada de Hades. A la mañana siguiente, acompañado de
su hijo y los pastores va a buscar a su padre Laertes.
Canto XXIV
Hades
guía a las almas de los pretendientes a las puertas de Hades, donde
éstos le relatan su suerte a Agamemnón y Aquiles. Mientras tanto,
Odiseo va a casa de Laertes y lo encuentra triste y empobrecido. La
noticia de la matanza se ha propagado y el padre de Antínoo llega a
buscar venganza. Empieza una nueva batalla. Laertes mata a Eupites.
Atenea y Zeus, ayudan a hacer una tregua y hacen que haya un convenio
de paz.
Canto I
El
poeta invoca a la musa para que empiece el relato del héroe que estuvo
peregrinando por largo tiempo después de la destrucción de Troya.
Durante el concilio de los dioses con la ausencia de Poseidón, quien ha
perseguido a Odiseo durante muchos años. El cual está detenido en la
isla de Calipso. Atenea habla en favor de que Odiseo regrese a su
hogar. Zeus y los demás dioses están de acuerdo. Atenea disfrazada del
rey Mentes desciende a Itaca para arengar a Telémaco, hijo de Odiseo, a
que vaya a buscar a su padre. Su casa está llena de los pretendientes
de su madre, Penelopea, quien ha retrasado la decisión de volverse a
casar. Telémaco le explica a Atenea en la figura de Mentes, que los
pretendientes destruyen su casa y sus posesiones. Mentes predice el
regreso de Odiseo y le dice que actúe como un hombre y que presente su
caso a la asamblea. Penelopea oye desde lo alto de la casa una canción
que la entristece y baja a pedirle al bardo Femio que deje de cantar.
Telémaco aprovecha la ocasión para reafirmarse a sí mismo y le dice a
su madre que suba a sus habitaciones y le deje esos asuntos a él pues
tiene el mando de la casa.
Canto II
Telémaco convoca a la
asamblea, siendo la primera vez que se hace desde la partida de Odiseo
veinte años atrás; les pide a los pretendientes que dejen de
desperdiciar sus bienes y demanda que se vayan de su palacio. A lo que
Antínoo y Eurímaco le responden con burlas y desprecio, que Penelopea
podría resolverlo si escoge un nuevo marido. Haliterses les vaticina el
regreso de Odiseo y la matanza que de ellos hará. En el ágora no le
proporcionan el barco a Telémaco para ir en busca de noticias sobre su
padre, por le que le pide ayuda a Atenea, quien en su disfraz de
Mentor, viejo amigo de su padre y responsable del cuidado de sus
propiedades, le consigue prestado el barco y a una tripulación.
Telémaco parte a hurtadillas y de noche.
Canto III
La
siguiente mañana, Telémaco y Mentor llegan a Pilos e invitados por
Néstor, participan en una hecatombe para Poseidón. El rey Néstor les
relata el regreso de otros héroes desde Troya y la muerte de Agamemnón,
pero no tiene información específica de Odiseo. Les sugiere que vayan a
Esparta a hablar con Menelao, quien acaba de regresar de largos viajes.
Atenea se desaparece milagrosamente. Impresionado que un joven esté
escoltado por una diosa, Néstor arregla que su hijo Pisístrato acompañe
a Telémaco a Esparta.
Canto IV
Telémaco y Pisístrato son
hospedados por el rey Menelao y la reina Helena, quienes les relatan
sus experiencias con Odiseo de la guerra troyana. Al siguiente día,
Menelao les cuenta como el dios Proteo, el viejo del mar, le reveló que
Odiseo era cautivo de Calipso. Mientras tanto, en Itaca, los
pretendientes se dan cuenta que Telémaco zarpó y hacen planes para
emboscarlo y matarlo cuando regrese. Penelopea se postra de terror al
enterarse de estos planes, pero Atenea la calma a través de un sueño.
Canto V
En
un segundo concilio de los dioses, Atenea insiste en ayudar a Odiseo.
Zeus le pide a Hermes que le diga a la ninfa Calipso que lo libere, y
vaticina que en veinte días llegará con los feacios quienes lo ayudarán
a llegar a Itaca. Calipso le dice a Hermes que los dioses le tienen
envidia pero asegura que hará lo que Zeus le pide y ayuda a Odiseo a
construir una balsa, le da víveres y lo aconseja. Después de navegar
dieciocho días Odiseo ve tierra pero Poseidón lo ve a él en la balsa y
provoca una tormenta que la destruye. Ino Leucotea, ninfa marina, le da
un velo inmortal para que ayude a Odiseo a llegar a tierra lo que logra
después de dos días en el mar. Finalmente, llega a la costa de
Esqueria, donde cansado y maltrecho, se cubre con hojas y cae dormido
bajo árboles de olivo y acebuche.
Canto VI
En un sueño,
Atenea visita a la princesa Nausícaa, hija de Alcínoo, rey de Esqueria,
y urgiéndola a tener sus responsabilidades como mujer en edad de
casarse. Al despertar, Nausícaa le pide a su padre un carro con mulas
para ir a lavar la ropa al río. Mientras ella y sus esclavas
descansaban y jugaban a la pelota, Odiseo se despertó y le pidió ayuda
a la princesa. Nausícaa impresionada por su forma de hablar, le da
alimento y ropas, y le dice que la siga hacia la casa del rey y cómo
pedirle a su madre, la reina, hospitalidad. Le indica un bosque
consagrado a Atenea a las afueras de la ciudad donde puede descansar.
Odiseo aprovecha la ocasión para rogarle a la diosa que lo reciban y lo
ayuden a llegar a su patria.
Canto VII
Atenea disfrazada
de una feacia, conduce a Odiseo al palacio del rey Alcínoo. Odiseo
solicita la compasión de la reina Arete quien nota que lleva puestos
ropas que hizo ella misma y le pide una explicación de su viaje y de
como llegó a Esqueria. Odiseo les relata su cautiverio en la isla de
Calipso, su reciente liberación, la tormenta y la ayuda de Nausícaa. El
rey Ancínoo se impresiona del relato y del hombre que lo cuenta y le
ofrece a Odiseo la mano de su hija o en si lo prefiere, la ayuda para
llegar a su patria. Los feacios todavía no saben el nombre de Odiseo.
Canto VIII
Al
día siguiente, Alcínoo ordena una fiesta y la celebración de juegos en
honor a su huésped. Laodamante provoca a Odiseo y cuando éste se enoja,
les gana en el lanzamiento de disco. En el banquete el aedo Demódoco
canta una historia cómica sobre los amoríos ilícitos de Ares y
Afrodita, esposa de Hefesto. Los feacios le dan muchos regalos a Odiseo
y Nausícaa le ruega que nunca se olvide de que fue ella la que lo
salvó. En el festín, Odiseo le solicita a Demódoco que cante sobre el
caballo de Troya. Cuando Alcínoo ve que Odiseo esta llorando pide que
el aedo deje de cantar pues lo que canta a lo mejor no es grato para
todos. Solicita a Odiseo a decir quién es y cuáles son sus desventuras.
Canto IX
Odiseo revela su identidad y empieza a contar sus
tres años de odisea, empezando desde la caída de Troya hasta que llegó
a la isla de Calipso. Navegando desde Troya en doce barcos, llegó a
Ismaro, donde saquearon la ciudad de los cícones. Después llegaron al
país de los lotófagos, y algunos hombres cayeron en la tentación y
comieron loto, con lo cual ya no querían regresar a los barcos y
tuvieron que ser obligados. De ahí fueron a la isla de los cíclopes.
Odiseo les pidió a sus compañeros que lo esperaran en los barcos
mientras él iba junto con doce de sus mejores hombres a ver si les
ofrecerían hospitalidad. Polifemo, el gigante de un solo ojo, hijo de
Poseidón, los encerró y se comió a varios, lo que hizo que Odiseo lo
engañara y al escapar lo dejara ciego. Polifemo imploró a Poseidón, su
padre, la venganza.
Canto X
Invitados por un mes en la
isla de Eolia, el rey de los vientos, Eolo Hipótada, le regala a Odiseo
todos los vientos dentro de una bolsa excepto el que los puede llevar a
Itaca. Mientras duerme, los hombres revisan la bolsa pensando en los
tesoros que podría tener y liberan todos los vientos. Llegan a la isla
de los lestrigones, gigantes antropófagos quienes matan y se comen a la
tripulación de once barcos. Odiseo y sus hombres huyen a la isla Eea,
donde fueron algunos hombres hechizados por Circe, hija del Sol, que
los convierte en cerdos. Ayudado por una hierbas mágicas dadas por
Hermes, Odiseo logra oponerse a Circe y libera a sus compañeros. Al
cumplirse un año, Odiseo le pide a Circe que lo deje partir y lo ayude
a llegar a su patria. A lo que Circe responde que primero deben de ir a
la morada de Hades para consultar el alma del tebano Tiresias, adivino
ciego y lo instruye para llegar sin tropiezos a la morada. Cuando
Odiseo manda a su tripulación a hacer lo que dice la hechicera,
Elpénor, el más joven de todos se resbala y muere.
Canto XI
Al
llegar a las puertas de Hades, Odiseo invoca a los espíritus de los
muertos. El primero que aparece es Elpénor que le suplica a Odiseo que
lo entierre y lo queme. El adivino Tiresias le predice su porvenir a
Odiseo. Después la madre de Odiseo, Anticlea, que había muerto
esperando el regreso de su hijo a Itaca. Enviadas por Persefonea,
esposas e hijas de héroes quienes le contaron quienes eran. Se
interrumpe el relato y la reina Arete solicita se le den obsequios a
Odiseo. El rey Ancínoo le pide le siga contando las hazañas, y Odiseo
cuenta como se le acercó Agamemnón y le relató su muerte, dándole
consejos para que a él no le suceda lo mismo. Aquileo le pregunta sobre
su hijo Neoptólemo y sobre Peleo. También vio la imagen del fornido
Heracles, ya que él se encuentra con los dioses.
Canto XII
Odiseo
regresó a Eea e hizo lo que le pidió el alma de Elpénor. Circe le dice
como manejar los problemas que se le van a presentar. Cuando van a
pasar cerca de las sirenas, les tapa los oídos con cera a la
tripulación para que no oigan su canto y él mismo se amarra al mástil.
Después de que huyeron de Caribdis y de Escila, llegaron a la isla del
Sol. Odiseo trató de que sus hombres obedecieran lo que Circe había
dicho pero no le hicieron caso y mientras Odiseo dormía se comieron a
las vacas prohibidas. Huyen de la isla pero Zeus los castiga desatando
una tormenta que hace que el barco se hunda. Odiseo es el único que se
salva y llega a la isla de Ogigia, donde Calipso lo retiene siete años.
Canto XIII
Al día siguiente, Alcínoo le da todos los
presentes a Odiseo y se despide de él y de los hombres que lo van a
llevar a Itaca. Vencido por el sueño, los feacios lo bajan del barco
junto con los regalos y lo dejan en la playa. Cuando Odiseo se
despierta, no reconoce su tierra. Atenea disfrazada de un joven pastor
le explica a Odiseo donde está, después se da a conocer y lo ayuda a
esconder los tesoros recibidos. Lo transforma en un viejo mendigo para
que nadie lo reconozca y pueda planear como deshacerse de los
pretendientes.
Canto XIV
Odiseo va a las porquerizas a
buscar a Eumeo, de quien recibe hospitalidad e información de cómo está
la situación local. Sin darse a conocer, Odiseo disfrazado de mendigo,
inventa la historia de que es cretense y le dice que Odiseo va a
regresar. El duerme en las porquerizas, mientras que Eumeo se va a
dormir con los puercos al monte.
Canto XV
Mientras tanto
en Lacedemonia, Atenea se le aparece en un sueño a Telémaco y le dice
que debe de regresar de inmediato a Itaca, también le advierte de la
emboscada de los pretendientes que desean su muerte. El y Pisístrato se
despiden de Menelao y de Helena, quienes le dan regalos . Se dirigen a
Pilos donde Telémaco se despide de Pisístrato y sin acercarse a Néstor
para que éste no lo retenga, sube en su embarcación para dirigirse a
Itaca. En el momento de embarcar acoge al adivino Teoclímeno, que le
pide ayuda para huir. Mientras Odiseo y Eumeo se platican historias,
Telémaco sortea la emboscada y al llegar a Itaca sigue los consejos
dados por Atenea y se dirige a la porqueriza.
Canto XVI
Telémaco
llega con Eumeo y le pide avise a su madre de la llegada. Cuando Eumeo
se va, Odiseo se transforma en él mismo y le dice a Telémaco que él es
su padre. Sólo ellos dos sabrán la verdad y prevén lo que van a hacer
para derrotar a los pretendientes, quienes están atónitos de que haya
fracasado su plan. Penelopea los increpa sobre el querer dar muerte a
su hijo. Eumeo cuando regresa a la porqueriza, les informa que vio
llegar una velera llena de hombres.
Canto XVII
A la
siguiente mañana, Telémaco regresa al palacio y le cuenta a Penelopea
lo que le dijo Menelao. Teoclímeno profetiza que Odiseo vive. Mientras
va hacia la ciudad, su cabrero lo insulta y le da una patada. El único
que lo reconoce al llegar en su fiel perro Argos, que haciendo un
último esfuerzo le mueve la cola justo antes de morir. Durante el
banquete de los pretendientes, Odiseo se pasea entre ellos solicitando
su caridad. Antínoo lo desprecia pero lo defiende Penelopea, que le
solicita, a través de Eumeo, le cuente si sabe algo de su esposo.
Canto XVIII
Iro,
mendigo que andaba por todo el pueblo, resiente que Odiseo se encuentre
en el palacio, y lo provoca a una pelea. Para mantener su oculta
identidad, Odiseo trata de no llamar la atención y gana la pelea.
Penelopea le dice a su hijo que no debe dejar que los pretendientes
traten así al huésped y a ellos les solicita le entreguen los regalos
que le corresponden. Melanto, esclava de la casa que mantiene amores
con uno de los pretendientes, zahiere a Odiseo quien se enoja. Eurímaco
también lo provoca pero Telémaco lo reprende.
Canto XIX
Padre
e hijo esconden todas las armas que estaban en la sala. Odiseo habla
con Penelopea y le cuenta historias ficticias. Penelopea le exige una
prueba de que conoció a Odiseo y éste le relata cómo era el manto que
traía y quién era su heraldo. La reina ordena a Euriclea que le lave
los pies, lo que la nana hace y así ve una cicatriz que a Odiseo le
hizo una jabalí cuando era pequeño. Ella lo reconoce, por lo que Odiseo
le pide guarde el secreto. Penelopea le cuenta un sueño que tuvo y
entre ellos dos discuten su significado. Penelopea decide hacer una
contienda entre los pretendientes y él que gane, se casará con ella.
Canto XX
Sin
poder dormir, Odiseo le solicita a Atenea su ayuda para matar a los
pretendientes. Penelopea le ruega a Artemis, morir para no sufrir más.
Melantio, el cabrero, increpa a Odiseo. Y Filetio, el boyero, lo trata
bien pero los pretendientes vuelven a insultarlo. Teoclímeno, el
adivino, presiente una desgracia y les advierte pero los pretendientes
se ríen de él.
Canto XXI
Penelopea les explica a los
pretendientes que el que pueda armar, tensar y disparar una flecha
entre el centro de doce hachas, será el que gane la contienda y se
casará con él. Telémaco trata de hacerlo pero una señal de Odiseo lo
detiene. Los pretendientes intentan armar el arco y ninguno lo logra.
Odiseo se identifica con Eumeo y Filetio, les dice que deben de cerrar
las puertas a una señal suya. Los pretendientes se molestan cuando ven
que el mendigo quiere tensar el arco pues dicen los humillaría si él
pudiese hacerlo y se llegara a saber. Mientras Odiseo arma el arco, le
hace una seña a sus fieles y éstos cierran las puertas y Euriclea
encierra a la mujeres. Odiseo dispara la flecha que pasa por los
blancos. Los pretendientes tienen miedo. Telémaco, a una señal de su
padre, se sitúa junta a él.
Canto XXII
Odiseo se despoja
de sus andrajos y le dispara una flecha a Antínoo que cae muerto.
Odiseo les dice a los pretendientes quién es él y Eurímaco, le contesta
que le asiste la razón, que los deje vivir y que cada pretendiente le
devolverá veinte bueyes, bronce y oro para resarcir lo que ellos
devoraron. Odiseo lo mata. Telémaco va por armas para los cuatro y se
desata la batalla. Melantio llega a donde están las armas y se las da a
doce pretendientes, cuando va por más, es capturado por Eumeo y Filetio
quienes lo castigan. Todos los pretendientes son asesinados, excepto
Femio, el aedo, y Medonte, el heraldo. Odiseo le pide a Euriclea, le
diga quienes de las mujeres eran traidoras y le pide que las traiga
para limpiar y llevarse los cadáveres. Doce fueron ahorcadas y Melantio
fue mutilado hasta que murió. La casa fue purificada con azufre.
Canto XXIII
Euriclea
despierta a Penelopea para informarle que el mendigo era en realidad su
esposo y que ya había matado a los pretendientes. Ella no lo cree y se
muestra con mucha precaución ante Odiseo. El dice el como fabricó su
lecho nupcial y ella ya le cree. Odiseo manda que se toque música y que
dancen las esclavas para que la gente que pase por ahí crea que
celebran una fiesta. Solos en la noche, Odiseo le relata sus aventuras
y le dice que debe cumplir con la profecía que le había hecho Tiresias
cuando fue a la morada de Hades. A la mañana siguiente, acompañado de
su hijo y los pastores va a buscar a su padre Laertes.
Canto XXIV
Hades
guía a las almas de los pretendientes a las puertas de Hades, donde
éstos le relatan su suerte a Agamemnón y Aquiles. Mientras tanto,
Odiseo va a casa de Laertes y lo encuentra triste y empobrecido. La
noticia de la matanza se ha propagado y el padre de Antínoo llega a
buscar venganza. Empieza una nueva batalla. Laertes mata a Eupites.
Atenea y Zeus, ayudan a hacer una tregua y hacen que haya un convenio
de paz.
EL SUEÑO DEL PONGO para 2do. sec.
EL SUEÑO DEL PONGO
(José María Arguedas)
(José María Arguedas)
|Haravicus| Un hombrecito se encaminó a la casa-hacienda de su patrón. Como era siervo iba a cumplir el turno de pongo, de sirviente, en la gran residencia. Era pequeño de cuerpo, miserable de ánimo, débil, todo lamentable; sus ropas viejas.
El gran señor, patrón de la hacienda, no pudo contener la risa cuando el hombrecito lo saludó en el corredor de la residencia.
-Eres gente u otra cosa -le preguntó delante de todos los hombres y mujeres que estaban de servicio.
Humillándose, el pongo no contestó.
Atemorizado, con los ojos helados, se quedó de pie.
-¡A ver! -dijo el patrón- por lo menos sabrá lavar ollas, siquiera podrá manejar la escoba, con esas sus manos que parecen que no son nada.
-¡Llévate esta inmundicia! -ordenó al mandón de la hacienda.
Arrodillándose, el pongo besó las manos al patrón y, todo agachado, siguió al mandón hasta la cocina.
El hombrecito tenía el cuerpo pequeño, sus fuerzas eran sin embar¬go como las de un hombre común. Todo cuanto le ordenaban hacer, lo hacía bien. Pero había un poco como de espanto en su rostro; algunos siervos se reían de verlo así, otros lo compadecían. "Huérfano de huérfanos; hijo del viento, de la luna, debe ser el frío de sus ojos, el corazón, pura tristeza", había dicho la mestiza cocinera, viéndolo.
El hombrecito no hablaba con nadie, trabajaba, callado comía. "Sí, papacito; sí, mamacita", era cuanto solía decir.
Quizá a causa de tener una cierta expresión de espanto y por su ropa tan haraposa y acaso, también, porque no quería hablar, el patrón sintió un especial desprecio por el hombrecito. Al anochecer cuando los siervos se reunían para rezar el Ave María, en el corredor de la casa-hacienda, a esa hora, el patrón martirizaba siempre al pongo, delante de toda la servidumbre; lo sacudía como a un trozo de pellejo.
Lo empujaba de la cabeza y lo obligaba a que se arrodillara y, así, cuando ya estaba hincado, le daba golpes suaves en la cara.
-Creo que eres perro. ¡Ladra! -le decía.
El hombrecito no podía ladrar.
-Ponte en cuatro patas -le ordenaba entonces.
El pongo obedecía, y daba unos pasos en cuatro pies.
-Trota de costado, como perro -seguía ordenándole el hacendado.
El hombrecito sabía correr imitando a los perros pequeños de la puna. El patrón reía de muy buena gana; la risa le sacudía todo el cuerpo.
-¡Regresa! -le gritaba cuando el sirviente alcanzaba trotando el extremo del gran corredor.
El pongo volvía, corriendo de costadito. Llegaba fatigado. Algunos de sus semejantes, siervos, rezaban mientras tanto el Ave María, despacio, como viento interior en el corazón.
-¡Alza las orejas ahora, vizcacha!
-¡Vizcacha eres! -mandaba el señor al cansado hombrecito.
-Siéntate en dos patas; empalma las manos.
Como si en el vientre de su madre hubiera sufrido la influencia modelante de alguna vizcacha, el pongo imitaba exactamente la figura de uno de estos animalitos, cuando permanecen quietos como orando sobre las rocas. Pero no podía alzar las orejas.
Golpeándolo con la bota, sin patearlo fuerte, el patrón derribaba al hombrecito sobre el piso de ladrillo del corredor.
-Recemos el Padrenuestro -decía luego el patrón a sus indios, que esperaban en fila.
El pongo se levantaba a pocos, y no podía rezar porque no estaba en el lugar que le correspondía ni ese lugar correspondía a nadie.
En el oscurecer, los siervos bajaban del corredor al patio y se diri¬gían al caserío de la hacienda.
-¡Vete, pancita! -solía ordenar, después, el patrón al pongo.
Y así, todos los días, el patrón hacía revolcarse a su nuevo pongo, delante de la servidumbre. Lo obligaba a reírse, a fingir llanto. Lo entregó a la mofa de sus iguales, los colonos.
Pero... una tarde a la hora del Ave María, cuando el corredor estaba colmado de toda la gente de la hacienda, cuando el patrón empezó a mirar al pongo con sus densos ojos, ese, ese hombrecito, habló muy claramente. Su rostro seguía un poco espantado.
-Gran señor, dame tu licencia, padrecito mío, quiero hablarte- dijo.
El patrón no oyó lo que oía.
-¿Qué? ¿Tú eres quien ha hablado u otro?- preguntó.
-Es a ti a quién quiero hablarte -repitió el pongo.
-Habla... si puedes -contestó el hacendado.
-Padre mío, señor mío, corazón mío -empezó a hablar el hombrecito-, soñé anoche que habíamos muerto los dos, juntos; juntos habíamos muerto.
-¿Conmigo? ¿Tú? Cuenta todo, indio -le dijo el gran patrón.
-Como éramos hombres muertos, señor mío, aparecimos desnudos los dos juntos, desnudos ante nuestro gran padre San Francisco.
-¿Y después? ¡Habla! -ordenó el patrón, entre enojado e inquieto por la curiosidad.
Viéndonos muertos, desnudos, juntos, nuestro Gran Padre San Francisco nos examinó con sus ojos que alcanzan y miden no sabemos hasta qué distancia. A ti y a mí nos examinaba, pesando, creo, el corazón de cada uno y lo que éramos y lo que somos. Como hombre rico y grande, tú enfrentabas esos ojos, padre mío.
-¿Y tú?
-No puedo saber cómo estuve, gran señor. Yo no puedo saber lo que valgo.
-Bueno sigue contando.
-Entonces, después nuestro padre dijo con su boca: "De todos los ángeles el más hermoso que venga. A ese incomparable que lo acompañe otro pequeño que sea también el más hermoso. Que el ángel pequeño traiga una copa de oro, y la copa de oro llena de la miel de la chancaca más transparente.
-¿Y entonces? -pregunto el patrón. Los indios siervos oían, oían al pongo, con atención sin cuenta pero temerosos.
-Dueño mío, apenas nuestro gran Padre San Francisco dio la orden, apareció un ángel brillante, alto como el sol; vino hasta llegar delante de nuestro Padre caminando despacio. Detrás del ángel mayor marchaba otro pequeño, bello, de luz suave, como el resplandor de las flores. Traía en las manos una copa de oro.
-¿Y entonces? -repitió, el patrón.
-"Ángel mayor: cubre a este caballero can la miel que está en la copa de oro; que tus manos sean como plumas cuando pasen sobre el cuerpo del hombre", diciendo, ordenó nuestro gran Padre. Y así, el ángel excelso, levantando la miel con sus manos, enlució tu cuerpecito todo, desde la cabeza hasta las uñas de los pies. Y te erguiste, solo; en el resplandor del cielo la luz de tu cuerpo sobresalía, como si estuviera hecho de oro, transparente.
-Así tenía que ser- dijo el patrón, y luego preguntó:
-¿Ya ti?
-Cuando tú brillabas en el cielo, nuestro Gran Padre San Francisco volvió a ordenar.
- "Que de todos los ángeles del cielo venga el que menos vale, el más ordinario. Que ese ángel traiga en un tarro de gasolina excremento humano"
-¿Y entonces?
-Un ángel que ya no valía, viejo, de patas escamosas, al que no le alcanzaban las fuerzas para mantener las alas en su sitio, llegó ante nuestro Gran Padre; llegó bien cansado, con las alas chorreadas, trayendo en las manos un tarro grande.
- "Oye viejo -ordenó nuestro gran Padre a ese pobre ángel- embadurna el cuerpo de este hombrecito con el excremento que hay en esa lata que has traído; todo el cuerpo, de cualquier manera; cúbrelo como puedas. ¡Rápido!".
-Entonces con sus manos nudosas, el ángel viejo, sacando el excremento de la lata me cubrió desigual, el cuerpo, así como se echa barro en la pared de una casa ordinaria, sin cuidado, Y aparecía avergonzado, en la luz del cielo, apestando.
-Así mismo tenía que ser -afirmó el patrón- ¡Continúa! ¿O todo concluye allí?...
-No, padrecito mío, señor mío. Cuando nuevamente, aunque ya de otro modo, nos vimos juntos, los dos, ante nuestro Gran Padre San Francisco, él volvió a mirarnos, también nuevamente, ya a ti ya a mi, largo rato. Con sus ojos que colmaban el cielo, no sé hasta qué honduras nos alcanzó, juntando la noche con el día, el olvido con la memoria, y luego dijo: "Todo cuando los ángeles debían hacer con ustedes ya está hecho. Ahora ¡lámanse el uno al otro! Despacio, por mucho tiempo". El viejo ángel rejuveneció a esa misma hora; sus alas recuperaron su color negro, su gran fuerza. Nuestro Padre le encomendó vigilar que su voluntad se cumpliera.
cuestionario 2 para 5to.sec. (marzo-26)
PANEL
El panel es una técnica de participación grupal. En él un grupo de
personas entendidas en un tema son presentadas por un moderador, con el fin de
exponer e intercambiar ideas frente al auditorio. (La exposición de cada grupo
será de 5 minutos con 2 minutos para responder las preguntas).
COMO ME VEN
Criterio de evaluación
|
Puntaje
|
Grupo
I
|
Grupo
II
|
Grupo
III
|
Grupo
IV
|
Grupo
V
|
Grupo
VI
|
Grupo
VII
|
Grupo
VIII
|
|
Presenta material ilustrativo
|
6puntos
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Cita la fuente consultada
|
2puntos
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Lenguaje gestual
|
2puntos
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Hay coherencia, logra entenderse
|
10puntos
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
TOTAL
20
|
|
|
|
|
|
|
|
|
||
COMO ME
VEO marca con
una equis X
PLANIFICACIÓN
|
Me informé sobre el tema elegido.
|
Sí
|
No
|
Ubiqué bases teóricas pertinentes.
|
Sí
|
No
|
|
Organicé la información en subtemas.
|
Sí
|
No
|
|
EXPRESIÓN ORAL
|
Apoyé mis intervenciones en las bases teóricas
halladas.
|
Sí
|
No
|
Utilice un lenguaje formal.
|
Sí
|
No
|
|
Hablé pausadamente, con un volumen adecuado, al
auditorio.
|
Sí
|
No
|
|
Respeté los turnos y el tiempo fijado para las
intervenciones.
|
Sí
|
No
|
|
COMPRENSIÓN ORAL
|
Escuché con respeto las intervenciones de los
demás participantes.
|
Sí
|
No
|
Identifiqué las bases teóricas en que se apoyaron
mis compañeros.
|
Sí
|
No
|
CONSULTAMOS NUESTRO LIBRO
Y DESARROLLAMOS
1.
Una
vez expuesto EL PANEL desarrollamos las
págs. 16 y 17.
2.
Leemos
la lectura de la página 12,13. EL VIAJE SOBRE EL TIEMPO O LA LECTURA DE LOS
CLÁSICOS y desarrollamos en nuestro cuaderno las páginas 14 y 15.
TRABAJO PARA EL FIN DE SEMANA
Leer los 12 cantos de la odisea
Hacer un resumen
cada grupo de un canto con las siguientes características.
1. 1 carátula
2. Hoja de respeto
3. Nombre del canto escogido ( resumen)
4. Un dibujo referente a lo leído
5. Una ficha léxica de lo que se ha leído mínimo 10 palabras desconocidas
o personajes mitológicos que aparecen en el canto.( Siga las pautas de la ficha
léxica que se le entregó)
FORMATO
DEL ESCRITO
El estudiante deberá
tener en cuenta lo siguiente: El escrito deberá ser en una hoja
bon A4, la orientación de la hoja es vertical.
Interlineado a 1.5 (seleccione y haga clic
en párrafo)
Espaciado
entre párrafo y párrafo 6 puntos.
Espaciado entre
párrafo y título 6 puntos.
Alineación
justificada en el cuerpo del escrito.
Alineación centrada en los títulos y subtítulos del
escrito.
Márgenes del
trabajo a presentar superior 2.5 inferior 2.5 derecho 2.5 Izquierdo 3cm.
(ingrese a Diseño de página: márgenes personalizados).
Letra Arial
en todo el escrito. (Ingrese a fuente)
Letra
mayúscula en títulos letra número 14
Letra minúscula
número 12 en el cuerpo del escrito.
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